El artista Escif, sorprendido ante la decisión de plantar como falla “los restos de la meditadora”

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Desde hace unos años, la participación de artistas urbanos de renombre en colaboración con los artistas falleros para elaborar las fallas municipales ha sido una constante y una noticia bien recibida por el mundo fallero. Se trata de una línea emprendida por el Ayuntamiento de València en un acertado intento de incorporar el diseño, el arte urbano y la innovación en el tradicional arte fallero que, hasta la fecha, ha dado unos resultados más que satisfactorios.

En el marco de esta línea, la Falla Municipal de 2020, con su icónico ninot principal al que se ha dado en denominar ‘la meditadora’, no ha sido una excepción. Junto a los experimentados y conocidos artistas falleros Manolo Martín y José Ramón Espuig se unió en el proyecto el no menos conocido artista urbano Escif quien, además de haberse prodigado con diversos murales en la capital del Túria y diseñar incluso portadas de algún que otro álbum discográfico, ya había tomado contacto con el mundo fallero diseñando el monumento de Mosén Sorell – Corona de hace unos años e incluso un mural suyo engalana la fachada trasera y el jardín del IVAM. En resumidas cuentas, currículum le sobra.

Foto: José Bravo
Foto: José Bravo

La intrahistoria de la Falla Municipal 2020 es harto conocida. La plantà de ‘la meditadora’ coincidió con el salto de la pandemia de coronavirus al primer plano de la actualidad y, de hecho, aquellos días previos a la suspensión de las Fallas, aquel fatídico 10 de marzo, se le colocó una enorme mascarilla, de tamaño adecuado al del rostro del ninot principal de la falla, convirtiéndose así en un símbolo de la resistencia y la concienciación social necesaria para combatir el virus.

A los pocos días se decidió,  por cuestiones técnicas, quemar la parte correspondiente al cuerpo del ninot, salvaguardando la cabeza, que fue almacenada como muchas otras fallas en lugar seguro.

Foto: José Bravo
Foto: José Bravo

Pasado el tiempo, el anuncio hecho por el concejal de Cultura Festiva y presidente de la Junta Central Fallera, Carlos Galiana, de que en septiembre de 2021 la falla municipal que se va a plantar va a ser ésta y no la ya abocetada y presentada para este año, sorprendió a todos y planteó los lógicos interrogantes, sabiendo que parte de la falla ya había sido pasto de las llamas.

Pero el más sorprendido ha sido, sin duda, el propio Escif quien, a tenor de lo que acaba de expresar en un comunicado, se ha enterado por los medios de comunicación, dando a entender que nadie se ha puesto en contacto con él para preguntarle su opinión como artífice del diseño, junto a los dos artistas falleros Manolo Martín y José Ramón Espuig.

“Sorprendido ante la nueva de que los restos de la meditadora se presentarán como Falla Municipal de este año 2021 y, visto que he tenido que enterarme de esta noticia por la prensa, me ha parecido oportuno escribir esta nota con la que poder dar a conocer mi opinión al respecto”, señala el artista. Esta es su visión sobre el tema, que reproducimos íntegramente.

“El proyecto de la meditadora se vio interpelado por el estado de alarma.

Ante la inesperada situación de la crisis del Covid, el Ayuntamiento de Valencia decidió quemar, a puerta cerrada, el cuerpo de la meditadora, dejando huerfana la parte alta del monumento. La meditadora no pudo terminar de montarse. Se quedó a medias. Cuerpo y mente quedaron separadas. Afortunadamente su mensaje trascendió la forma, llegando al corazon de muchisima gente, ocupando portadas de los principales medios del mundo, inundando las redes con mensajes de paz y esperanza. Todo pasa todo el rato. El Universo es cambio y movimiento. También esta crisis mundial pasará. Paciencia.

Los restos del monumento, la cabeza y los hombros, quedaron atrapados en un tinglado del puerto, abandonados al devenir de una realidad completamente imprevisible. La cabeza y los hombros no son la meditadora. Son las ruinas de un proyecto, las brasas que resistieron, el recuerdo de lo acontecido. La meditadora abandonó su cuerpo el día que éste fue incinerado.

Este año 2021, en la plaza del Ayuntamiento, no tendremos nuestra falla. No. No se planta la meditadora. Si un fragmento, una alusión, un mausoleo. Es un acto simbólico, pero no es una falla.

Ojalá esta cabeza, que resistió la pandemia, siga catalizando el mismo sentimiento de paz y esperanza. Ojalá la meditadora se recuerde meditando y no como una cabeza cortada, cual trofeo de Perseo. Ojalá toda esta crisis nos permita concederle a la cultura el inmenso valor social que tiene como base de todo lo que somos, pero sobre todo, como cimientos de lo que queremos ser.

Quemar la cabeza de una mujer en la plaza del Ayuntamiento no es el proyecto que presentamos hace dos años. No. No es la meditadora. Es el recuerdo simbólico de una falla, ya histórica, que se quedó sin plantar”.

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